ACTUALIDAD42 URDULIZ

Una historia de Oompa Loompa en 42

Javi, 20 años y natural de Barcelona y Héctor, 26 años, de Madrid, se conocieron en su piscina de abril en Urduliz. Hace unos días, siendo ya estudiantes, escribieron este relato tan divertido. Juntos idearon esta aventura en la que nos presentan 42 Urduliz de una manera animada y diferente. Siempre decimos que 42 Urduliz es mucho más que un campus de programación y viendo la vena artística de nuestros estudiantes cada día lo tenemos más claro.

Érase una vez una torre muy alta, situada en medio de un pequeño pueblo en el norte de España, Urduliz.

Javitxu y Hectoritxu eran dos pequeños Oompa Loompa que vivían en la playa de Sopelana y se pasaban el día bebiendo hidromiel y surfeando, incluso los días que había tormenta. Pero una tarde, la tormenta fue tan fuerte que las inmensas olas engulleron toda la playa.

Estaba anocheciendo y necesitaban un refugio, Javitxu tenía muy buena vista, y vislumbró una luz muy alta a lo lejos.

Hectoritxu siempre estaba quejándose y cuando él pudo alcanzar a ver la luz, lo primero que dijo fue: “yo tan lejos, no voy”. Javitxu le dijo que confiase en él, que tenía un buen presentimiento y que le hiciera caso (por una vez en su vida).

Los dos pequeños seres emprendieron rumbo a la luz mientras la lluvia no cesaba y cada vez caía con más y más fuerza hasta que de repente sonó un ruido ensordecedor y un rayo iluminó todo el pueblo a la vez que impactaba sobre los pobres viajeros. Ambos se quedaron petrificados esperando caer desplomados, sin embargo, nada de eso sucedió.

– ¡Eh,chicos! Sonó una voz, como caída del cielo. Los dos Oompa Loompa gritaron asustados y se abrazaron esperando lo peor que les pudiera ocurrir.

Ellos aún no sabían de quién era esa misteriosa voz que parecía venir del cielo.

La luz que estaban siguiendo había desaparecido en la oscuridad y la lluvia por fin había cesado.

Al darse cuenta de que ya no llovía alzaron la vista y si hubieran contado a alguien lo que sus ojos vieron, nadie en todo el planeta Tierra les creería. Encima de sus cabezas había una nave espacial de color dorado y desde la posición que se encontraban podían leer “UP TO YOU”

– ¡Eh,chicos! Se volvió a escuchar la misma voz que antes.

Desde la parte frontal de la nave asomaba una figura, que parecía humana, pero su color era un blanco metalizado y…eso no era un tono muy humano.

-Hola, mi nombre e Eider, the andreider, y estoy creando la mejor saga de programadores, llamada 42, para conquistar la Galaxia dijo el extraño ser de la nave.

– ¿Una saga de qué? ¿Y para hacer qué? Preguntó Javitxu con cara de no haber entendido bien lo que la androide había dicho.

– ¡Era una broma! Aún estoy configurando mi humor, pero veo que todavía me queda mucho. Estáis empapados ¿Necesitáis refugio? Preguntó Eider

-Pues nos dirigíamos hacia una luz situadas en una torre de Urduliz.

Eider apretó un botón y los dos viajeros fueron absorbidos por la nave. En menos de lo que dura un parpadeo humano se encontraban en la entrada de la torre más alta de los alrededores.

  • Ya hemos llegado, bienvenidos
  • ¿Pero dónde estamos? Preguntaron al unísono.

Bueno, daros una ducha, descansad un poco y luego hablamos de 42 Urduliz.

Pasadas unas horas subieron al bocal dónde Eider les esperaba desesperada, porque Eider nunca espera.

Esto es 42 Urduliz, un campus de programación.

-Ahhh, ¿como la universidad?

– ¡No, no! No se parece a ningún campus humano que hayáis visto hasta ahora.

Aquí los profesores sois vosotros mismos y vuestros compañeros, no hay clases ni horarios. Además, no es necesario que sepáis programación.

-Pero ¿Podríamos seguir surfeando y venir cuando quisiéramos?

-Up 2 you, es lo bueno de no tener horarios, ni clases. Está abierto de lunes a domingo.

Javitxu y Hectortxu se miraron y los dos gritaron: ¡Nos apuntamos!

-Perfecto terrícolas, o casi terrícolas, mañana a las 10:42 os espera el staff en la planta 11

– ¿El qué?

-Ya los conocerás, son mis queridos amigos terrícolas encargados de guiar a los autoestopistas galácticos de 42.

Eran las 10:42 y después de desayunar una botella de hidromiel, para calmar los nervios, empezaron su aventura en la piscina. Dónde pasaron de surfear olas a nadar sin descanso durante 26 días.

Y así fue como ambos conocieron 42 Urduliz.

Después de la experiencia se encargaron de contar a todo el mundo la historia de como una tormenta les terminaría llevando a la torre dónde Eider y el staff contaban con los futuros mejores programadores de la galaxia.