ACTUALIDAD42 URDULIZ

Conexión Urduliz-Madrid

El modelo 42 seguirá expandiéndose por España de la mano de Fundación Telefónica y, además de Madrid y Urduliz, se sumarán en breve, Barcelona, Málaga y Alicante. La conexión entre campus y estudiantes es imprescindible en 42, por eso con frecuencia se organizan encuentros telemáticos donde comparten sus propias experiencias y se ayudan a avanzar en los diferentes proyectos en los que se encuentran. Ayudarse es básico, pero conocerse es esencial. Itziar y Daniel, estudiantes de 42 Urduliz y 42 Madrid, se reunieron por videollamada y compartieron sus experiencias dentro y fuera del campus.

Vamos a ver cómo de alineados están los dos campus, a la de tres por favor, decid vuestro apellido…

Uno, dos y tres: ¡ARRIBAS!

¿Cómo conocisteis 42?

DANIEL: Al acabar la carrera estaba buscando algún curso de programación, y me salían muchas formaciones tradicionales, pero de repente pinché en un enlace que me trajo aquí. Cuando vi la metodología y el proyecto, ganó a cualquier tipo de formación, desde que entré en ese enlace 42 me atrapó.

ITZIAR: Yo no me enteré por mi misma, y eso que me muevo mucho en la alta tecnología. Se enteró mi pareja, que es profesor de un colegio, le llegó un email de Telefónica. ¡Casualidad absoluta, pero menuda sorpresa!

¿Estuvisteis muy pendientes del f5?

DANIEL: La realidad es que me levanté como media hora antes y los últimos 5 minutos saqué un “reloj atómico” que esos no fallan. La primera vez que lo intenté no entré, pero la segunda no se me resistió.

ITZIAR: Yo me puse una alarma en el móvil y le di al f5. ¡La primera vez tuve la suerte de conseguir plaza!

¿Qué tiene Urduliz/Madrid que no tiene el otro y viceversa?

DANIEL: Madrid está en un edificio bastante espectacular, con unas cristaleras enormes y mucha luz, es algo que los programadores acabamos agradeciendo. Estamos en el corazón de Telefónica y los clusters son muy grandes. Acaban de poner una tele enorme con una consola, jugamos y ahora hay competiciones.

ITZIAR: En Urduliz estamos en un edificio completamente nuevo, nosotros lo estrenamos y aunque los ascensores dieron un poco de guerra y teníamos que subir las cuatro plantas andando, nos ayudó a darnos cuenta de la baja forma que traíamos desde que comenzó la pandemia, ¡qué caos!
Aquí estamos siendo muy proactivos, ya hemos propuesto algún proyecto para mejorar el campus, de aquí a unos meses va a ser la envidia… ¡ya veréis!

¿Qué os lleváis de esta experiencia?

DANIEL: Lo que me está dando no se limita solo a aprender a programar, que por supuesto, también. Yo venía de un manejo muy básico que había visto en la carrera de Matemáticas. Pero creo que lo más importante, que es algo que durante la carrera no se ve, es la capacidad de poder trabajar a tu propio ritmo, con la ayuda de los compañeros, y preguntando dudas al ordenador. En resumen, una nueva forma de aprender que funciona muy bien. Tú gestionas tu tiempo y tu ritmo de aprendizaje.

ITZIAR: Cuando yo estudiaba Telecomunicaciones, en la carrera nos enseñaban de manera muy pautada que tienes unos exámenes, parciales y trabajos a seguir. En cambio, aquí es muy importante el hecho de tener que apoyarse en tus compañeros para poder sacar adelante algún ejercicio o algún proyecto. Los trabajos en grupo son muy diferentes a los que alguna vez hayas podido hacer, la confianza que tenemos entre todos también es curiosa porque es mayor que la que he podido llegar a tener muchas veces con gente con la que he estudiado años una carrera, y eso que estamos gente de todas las edades y nos conocemos desde hace unos meses. ¡Es fantástico!

¿Qué le diríais a vuestro «yo piscinero»?

DANIEL: Yo entré en la última piscina que hubo antes de la pandemia y desde entonces nos ha cambiado tanto todo que no sabría por dónde empezar. Si pudiera hacer algo por el Daniel piscinero, le daría ánimos para la semana final porque me entraron unas prisas un poco extrañas por querer terminar proyectos pendientes. Y le diría que se centrara en aprovechar la experiencia al completo, no exclusivamente para hacer proyectos, sino para todo lo que te rodea en 42: gente, metodología…

ITZIAR: Sí, sí un poco parecido y al final también como estaba teletrabajando mientras hacía la piscina pues me diría que me tranquilizara un poco. De lo malo, malo, me organizaba bastante bien. No tuve mucho problema y tuve flexibilidad por parte del trabajo para poder cambiar unos cuantos días y entonces pude adaptarme.

¿Qué importancia le dais a las hard y soft skills?

DANIEL: En realidad es una cuestión de que, si sabes mucho de algo, pero si no lo sabes explicar a los demás o no eres capaz de entender otros puntos de vista, realmente no puedes demostrar saber nada, porque si no consigues transformar lo que estás pensando en algo que funcione, no vas a ninguna parte. La escucha activa de poder dar y aceptar consejos de otro es la clave.

ITZIAR: Yo le doy más o menos la misma importancia. Sobretodo el poder comunicarse adecuadamente con la gente, poder comunicar qué es lo que estás haciendo y cómo lo estás haciendo de forma que se te entienda. El poder de saber expresar adecuadamente lo que se está haciendo viene muy bien, porque eso que tú decías en la Universidad o en otra serie de estudios donde no tienes esa necesidad de explicar, acaba consiguiendo que tú no te creas capaz por no tener el rol. Aquí estás de alguna forma, desarrollando otra serie de competencias que de una forma habitual no desarrollarías. Y bueno, entre otra serie de soft skills, el compañerismo de aquí es lo que lo que impera desde mi punto de vista y la piña es fundamental para que todo funcione.

¿Alguna vez habíais imaginado poder estudiar a vuestro propio ritmo y que os enseñasen vuestros compañeros? ¿Y poder enseñar vosotros en algo que os estáis formando?

DANIEL: Yo me alegro más de ver que todo lo que he hecho un proyecto me ha servido, que alguien viene a preguntarme algo y puedo ayudarle. Cuando empiezo un proyecto y me atasco, enseguida pregunto a alguien, sin miedos. Para mi lo mejor de todo es que aprendemos a programar, pero también estamos aprendiendo a enseñar a programar, somos una cadena. Todos somos necesarios para todos.

ITZIAR: Para mi el no tener miedo a preguntar, y poder ayudar, muchas veces te pegas un poquito tú mismo, pero ver salida rápido es una maravilla. Consigues darte cuenta de que dos códigos pueden estar bien y ser totalmente diferentes, entonces tener la posibilidad de poder ver cómo y por qué lo hace el resto de otra manera te ayuda a avanzar.

¿Si pudierais iros a algún otro campus de la Network, dónde os iríais?

DANIEL: Todo lo que sea ver mundo a mí me interesa, pero antes me gustaría cerrar unos proyectos que tenga aquí y luego irme, quiero primero haber pasado las primeras etapas de cursus. Francés no hablo, pero me encantaría conocer París, la cuna de 42 y dónde nació el proyecto. En realidad, me gustaría cualquier campus de Europa, Japón y también me gustaría Marruecos, sería muy interesante conocer cómo funciona esto en países que no están vinculamos tanto con el desarrollo tecnológico y la innovación.

ITZIAR: Yo de visita iría a cualquiera porque sí que me gustaría ver como lo están haciendo los demás campus. Incluso se podrían ver mejoras en este y el resto de campus. Sí que me gustaría y me daría igual prácticamente a qué sitio ir, pero ahora con mis 38 años, tengo otros proyectos más personales que no me animan a irme a otro campus como sí hubiera hecho hace 10 años.

¿Le recomendarías a alguien que no sabe nada de código que pruebe?

DANIEL: Yo le diría que se lance a la piscina, sin pensarlo. No solo porque va a adquirir un buen conocimiento de la programación, sino otras habilidades: poder explicar a alguien, poder adaptarse a ritmos de trabajo muy distintos, y sobre todo a manejar esa frustración que al final todos acabamos teniendo en nuestro día a día. Poder decir: bueno, me ha salido mal, pero no pasa nada. Lo vuelvo a intentar. ¡Inténtalo!

ITZIAR: A mí es que me parece el menor requisito de todos poder saber algo de programación. De hecho, en nuestra en nuestra piscina hubo un montón de gente que no tenía ni idea de programación, que empezaban desde cero y que con trabajos muy dispares, han aprendido, han ido estupendamente, y se han adaptado a la metodología. Ha sido una pasada, yo diría que todo el mundo que quisiera probarlo, que lo intentara, por lo menos si le pica la curiosidad que no tuviera miedo. Vas a tener gente que te ayude, de hecho, es posible que tu ayudes también a otra gente en otro tipo de aspectos, porque las habilidades sociales también hace falta tenerlas y es necesario hacerse entender. Para lanzarte vas a tener que contar con los demás. ¡Hazlo!

Itziar y Daniel acabaron en 42 por razones diferentes, pero coinciden en que 42 es un buen lugar para crecer tanto personal como laboralmente. ¡De 42 al cielo!